España afronta hoy 14 incendios activos a lo largo de la península. Galicia, Extremadura y Castilla y León sufren con especial crudeza esta emergencia, con 8 fuegos graves que arrasan bosques, amenazan viviendas y ponen en riesgo vidas humanas.
No todos estos incendios son fruto del azar o de fenómenos naturales. Muchos son provocados y obedecen a intereses espurios que especulan con la tierra, el urbanismo o la explotación forestal, en un país donde la impunidad campa a sus anchas. Y mientras las llamas devoran el futuro, el régimen del 78 mira hacia otro lado.
Esta tragedia vuelve a desnudar las miserias de un Estado fallido, incapaz de proteger a su gente. España se ahoga en su propia burocracia política, encadenada a trámites interminables, duplicidad de cargos y un mapa caótico de administraciones que se pisan unas a otras. El fuego no espera, pero nuestras instituciones sí: primero la reunión, luego la firma, después la foto… y, mientras tanto, el bosque convertido en ceniza.
El origen de este desastre no está solo en la chispa que enciende la llama, sino en un sistema político diseñado para blindar privilegios, no para servir al pueblo. La fragmentación de competencias en emergencias convierte cada crisis en un concurso de excusas donde nadie asume responsabilidades. En lugar de un mando único y medios coordinados, tenemos diecisiete reinos de taifas ardiendo a destiempo.
Desde Unión Republicana exigimos la recuperación y centralización inmediata de las competencias esenciales en materia de protección civil y lucha contra incendios, con un mando operativo único que actúe con eficacia y rapidez, y con medios suficientes para prevenir y combatir el fuego en todo el territorio.
Nuestro reconocimiento absoluto a bomberos, brigadas forestales, voluntarios y servicios de emergencias que, pese a la desidia de los despachos, se juegan la vida por salvar la de los demás.
¡Viva la República!
Comisión Ejecutiva Nacional de Unión Republicana