Salva Artacho | Unión Republicana
Ciudadanas y ciudadanos, enfocamos la última semana de julio con noticias alarmantes,
los "coronas", el uno y el otro, se empeñan en complicarnos la vida. Para “uno” es
necesario la vacuna que tanto está tardando, para el “otro” nuestro coraje y voluntad para
reafirmarnos en nuestras convicciones democráticas.
Las monarquías son estructuras de poder que perduran del medievo, donde los "jefes de
bandas" con sus mercenarios a sueldo peleaban para imponerse en los territorios, a
veces, las más de ellas, a sangre y fuego. Asesinos, lo que hoy conoceríamos como
terroristas sin más. Luego dieron en llamarse a si mismos barones, condes, duques, príncipes y reyes... En
definitiva
el rey era el primero entre sus pares, el que más mercenarios reunía...
La Iglesia católica jugó como siempre a favor del más poderoso, e incluso ella misma
fundó su propio reino y ejércitos, saqueando e imponiendo "su" ley sobre media Italia.
Matando, saqueando, quemando vivos a sus discrepantes.
No, no es de origen divino el poder de los diferentes monarcas, emperadores o papas que
se han dado a lo largo de la historia, su poder estaba en el uso brutal de la espada y de la
pólvora. Esa es la verdad de la monarquía.
España tuvo dos ocasiones de librarse de tan nefasta institución.
La Primera República el 11/12/1873 hasta que finalizó por un golpe de estado el 29/12/1874. Varias y diferente fueron las causas de su fracaso, entre otras el excesivo poder
de los militares, las antiguas clases dominante no resignadas a perder sus privilegios, la
iglesia como siempre y un movimiento obrero todavía no suficientemente fuerte y
organizado... Una verdadera oportunidad perdida.
La Segunda República vino el 14/4/1931, tras unas elecciones municipales (12/4)
perdidas por las clases monárquicas, por el voto mayoritario en las ciudades de una
sociedad cansada de la corrupción que representaba la monarquía y su ejército
colonialista, con más generales y mandos que tropa y que tantos desastres y muertes
causaron a nuestro pueblo por ese tardío e innecesario afán colonialista.
La república trajo un cambio radical para nuestro pueblo, el voto femenino, las miles de
escuelas que se abrieron, la reforma agraria necesaria , la reorganización en parte del
ejército, el avance cultural tantos años detenido, la administración de la justicia, un futuro
de esperanza y convivencia para la mayoría social...
Las fuerzas reaccionarias no podían soportar tanto progreso, atizados por la iglesia
católica que perdía su ilimitado poder de manipular las conciencias, los movimientos
fascistas a imitación de los italianos, los tradicionalistas requetés...y ayudados por los militares italianos fascistas llegados y el poder de las bombas nazis que no les faltaron, aplastaron a un pueblo que no dudó en dar su vida por la libertad y el progreso.
Tras mas de 40 años de dictadura atroz y sanguinaria de Franco, éste dispuso el
restablecimiento de la odiosa monarquía en la persona de esa familia de origen francés y
que desde su llegada a España solo nos trajo una desgracia detrás de otra.
La República resistió dignamente en el exilio hasta el 21/06/1977, siendo su último
presidente D. José Maldonado y el jefe del ejecutivo D. Fernando Valera, tras ver la
traición que supuso para la misma la aceptación del post-franquismo por parte de los
“socialistas” de González y de los “comunistas” de Carrillo.
Por otra parte y para que no nos confundan con mentiras mediáticas, como suelen hacer, hay que afirmar que la monarquía española nada tiene que ver con las nórdicas que en
su día resistieron al nazismo, al contrario de ésta cuyo ex-rey ofreció toda su apoyo a los
militares sublevados.
Hoy volvemos a ver como la corrupción es la nota más sobresaliente del “rey emérito”, el
elegido de Franco, él que nos presentaban como el “restaurador de la democracia”.
¡Cuánta mentira, cuanta doblez, cuanta estupidez política hemos estado soportando!
Hace unos días unos valiente madrileños salieron a la calle para denunciar la monarquía y
reclamar la legitimidad republicana. Ese es el ejemplo que los demócratas tenemos
delante.
Sin República no hay democracia, no hay igualdad, ni libertad ni fraternidad ni una justicia
igual para todos.
En nosotros está seguir soportando, o encarando el futuro levantando y restableciendo los
valores democráticos de libertad, igualdad, fraternidad y justicia igual para todos.
Valores que solo la República representa y puede llevar a cabo.
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