El 27 de octubre de 1807 se firmó el Tratado de Fontainebleau entre el rey de España Carlos IV de Borbón y Napoleón Bonaparte para conquistar Portugal. Al entrar en suelo español los ejércitos napoleónicos aprovecharon la situación para invadir España, provocando la Guerra de la Independencia (1808-1814).
Durante la invasión francesa, en la ciudad de Bayona, el 7 de mayo de 1808, los reyes Carlos IV y su hijo Fernando VII renunciaron al trono de España en favor de Napoleón Bonaparte. Incluso el infame rey Fernando VII que traicionó a su pueblo llegó a pedirle a Napoleón ser su hijo adoptivo.
Mientras tanto, las Cortes Generales españolas reunidas extraordinariamente en Cádiz el 19 de marzo de 1812, proclamaban la Constitución de 1812 que reconocía a Fernando VII como rey de España pero propugnaba el principio de que "la soberanía residía en la nación, compuesta por ciudadanos libres e iguales", desmantelando así las estructuras económicas y sociales del antiguo régimen feudal, además de abolir la inquisición.
Durante la invasión francesa, en la ciudad de Bayona, el 7 de mayo de 1808, los reyes Carlos IV y su hijo Fernando VII renunciaron al trono de España en favor de Napoleón Bonaparte. Incluso el infame rey Fernando VII que traicionó a su pueblo llegó a pedirle a Napoleón ser su hijo adoptivo.
Mientras tanto, las Cortes Generales españolas reunidas extraordinariamente en Cádiz el 19 de marzo de 1812, proclamaban la Constitución de 1812 que reconocía a Fernando VII como rey de España pero propugnaba el principio de que "la soberanía residía en la nación, compuesta por ciudadanos libres e iguales", desmantelando así las estructuras económicas y sociales del antiguo régimen feudal, además de abolir la inquisición.
El 11 de diciembre de 1813 Fernando VII fue restablecido en el trono por Napoleón a través del tratado de Valençay. A su regreso a España en marzo de 1814 el rey se negó a sancionar la Constitución de Cádiz porque mermaba su poder, de esta forma el monarca restableció el absolutismo (1814-1820).
El militar y político liberal español Rafael del Riego (1784-1823) se alzó contra el absolutismo del "rey felón" Fernando VII en la localidad de Las Cabezas de San Juan, provincia de Sevilla el 1 de enero de 1820. El objetivo principal de Riego era la restauración de la Constitución de 1812, redactada ocho años antes por las Cortes de Cádiz y popularmente conocida como la Pepa.
El levantamiento popular iniciado por Riego se extendió a todas las provincias, lo que obligó al rey Fernando VII a jurar lealtad a la Constitución el 10 de marzo de 1820 en Madrid, iniciándose un periodo histórico denominado como Trienio Liberal (1820-1823).
El capitán general, Rafael del Riego, había luchado para expulsar a los franceses de España, se había convertido en un héroe popular, y su ejército y el pueblo cantaban el conocido Himno de Riego.
Aunque el rey Fernando VII aparentó acatar el régimen constitucional emanado en las Cortes de Cádiz, conspiró secretamente para restablecer el absolutismo, lo que ocurrió finalmente con la intervención del ejército francés de los 'Cien Mil Hijos de San Luis' en abril de 1823. Una vez en el poder, el rey ordenó la detención de Rafael del Riego, que fue ahorcado y decapitado el 7 de noviembre de 1823.
De este modo Rafael del Riego, 'El Libertador', se convirtió en uno de los grandes mártires en la defensa de las libertades civiles en España frente al absolutismo. Su venerada figura quedó inmortalizada en los anales del republicanismo a través del himno que lleva su nombre, una marcha que fue utilizada como Himno durante la II República y que perdura hasta nuestros días.
Sobre el Himno de Riego existen varias versiones, por ello resulta complicado saber cual de ellas fue la original. Una de los primeras letras aparece en 1820 en el libro "Memoria sucinta sobre lo acaecido en la columna móvil de las tropas nacionales al mando del comandante general de la primera división Don Rafael del Riego", cuyo autor es el teniente coronel Evaristo San Miguel, compañero de Riego y para muchos expertos el autor del himno.
Himno de Riego
Serenos, alegres,
valientes, osados,
cantemos, soldados,
el himno a la lid.
Y a nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid.
Soldados, la patria,
nos llama a la lid.
juremos por ella,
vencer o morir
(estribillo)
Blandamos el hierro
que el tímido esclavo
del fuerte, del bravo
la faz no osa a ver;
Sus huestes cual humo
veréis disipadas,
y a nuestras espadas
fugaces correr.
(estribillo)
¿El mundo vio nunca
más noble osadía?
¿Lució nunca un día
más grande en valor,
Que aquel que inflamados
nos vimos del fuego
que excitara en Riego
de Patria el amor?
(estribillo)
Honor, al caudillo,
honor al primero
que el patriota acero
osó fulminar.
La patria afligida
oyó sus acentos
y vio sus tormentos
en gozo tornar.
(estribillo)
Su voz fue seguida,
su voz fue escuchada,
tuvimos en nada
soldados, morir;
Y osados quisimos
romper la cadena
que de afrenta llena
del bravo el vivir.
(estribillo)
Rompímosla, amigos,
que el vil que la lleva
insano se atreva
su frente mostrar.
Nosotros ya libres
en hombres tornados
sabremos, soldados,
su audacia humillar.
(estribillo)
Al arma ya tocan,
las armas tan solo
el crimen, el dolo
sabrán abatir.
Que tiemblen, que tiemblen,
que tiemble el malvado
al ver del soldado
la lanza esgrimir.
(estribillo)
La trompa guerrera
sus ecos da al viento
de horrores sediento,
ya muge el cañón;
Ya Marte sañudo
la audacia provoca,
y el genio se invoca
de nuestra nación.
(estribillo)
Se muestran, volemos,
volemos, soldados:
¿los veis aterrados
su frente bajar?
Volemos, que el libre
por siempre ha sabido
del siervo vendido
la audacia humillar.
(estribillo)
Otra versión muy similar aparece publicada en periódico 'El Constitucional' de Madrid, en su edición del 19 de marzo de 1820. El himno aparece como 'Canción Patriótica' y señalan que fue publicada inicialmente en 'Diario patriótico constitucional de la Coruña' en su edición de 11 de marzo de 1820.
Canción Patriótica
Serenos, alegres,
valientes, osados,
cantemos, soldados,
el himno a la lid.
Y a nuestros acentos
el orbe se admire
y en nosotros mire
los hijos del Cid.
Soldados, la patria,
nos llama a la lid.
queremos por ella,
vencer o morir
(estribillo)
Blandamos el hierro
que el tímido esclavo
del libre, del bravo
la faz no osa a ver;
Sus huestes cual humo
veréis disipadas,
y a nuestras espadas
fugaces correr.
(estribillo)
¿El mundo vio nunca
más noble osadía?
¿Lució nunca un día
más grande en valor,
Que aquel que inflamados
nos vimos del fuego
que excitara en Riego
de Patria el amor?
(estribillo)
Honor, al caudillo,
honor al primero
que el patriota acero
osó fulminar.
La patria afligida
oyó sus acentos
y vió sus tormentos
en gozo tornar.
(estribillo)
Su voz fue seguida,
su voz fue escuchada,
tuvimos en nada
soldados, morir;
Y osados quisimos
romper la cadena
que de afrenta llena
del bravo el vivir.
(estribillo)
Rompímosla, amigos,
que el vil que la lleva
y insano se atreva
su frente mostrar.
Nosotros ya libres
en hombres tornados
sabremos, soldados,
su infamia borrar.
(estribillo)
Alarma ya tocan,
las armas tan solo
el crimen, el dolo
podrán abatir.
Que tiemblen, que tiemblen,
que tiemble el malvado
al ver del soldado
la lanza esgrimir.
(estribillo)
La trompa guerrera
sus ecos da al viento
de horrores sediento,
ya muge el cañón;
Ya Marte sañudo
la audacia provoca,
y el genio se invoca
de nuestra nación.
(estribillo)
Se muestran, volemos,
volemos, soldados,
¿los veis aterrados
su frente bajar?
Volemos, que el libre
por siempre ha sabido
del siervo vendido
la frente humillar.
(estribillo)