Hoy, 1 de mayo, el pueblo trabajador alza nuevamente la voz. Lo hacemos desde la dignidad, desde la memoria de quienes lucharon por nuestros derechos y desde la urgencia de responder a los graves desafíos que enfrentamos en este 2025.
A pesar de las conquistas sociales acumuladas, el modelo laboral en España sigue siendo profundamente injusto y precarizador. La tasa de desempleo estructural se mantiene por encima del 10%, con una juventud atrapada entre el paro, la sobrecualificación y la emigración forzosa. Más del 35 % de quienes han pasado por la universidad acaban en empleos por debajo de su formación, y uno de cada cinco jóvenes no encuentra trabajo. ¿Qué futuro se puede construir así?
La precariedad laboral se ha convertido en la norma: contratos temporales disfrazados, fijos discontinuos sin garantías reales, jornadas parciales impuestas y salarios insuficientes para hacer frente al encarecimiento de la vida. La pobreza laboral avanza mientras los precios de la vivienda y de los bienes básicos no dejan de subir, especialmente en las grandes ciudades.
Ante esta situación, desde Unión Republicana exigimos un giro profundo en las políticas que afectan a la clase trabajadora. Reclamamos:
Una reforma laboral integral que elimine definitivamente las figuras contractuales precarias y garantice empleo estable, con derechos, bien remunerado y protegido. Esta reforma debe incluir medidas específicas de apoyo a autónomos y emprendedores que fomenten la creación de empleo digno y sostenible.
Reducción de la jornada laboral. La reducción de la jornada laboral sin merma salarial es una medida imprescindible para avanzar hacia un modelo de trabajo más justo, saludable y compatible con la vida personal. Frente a un mercado laboral que exprime a la clase trabajadora con largas jornadas y escaso reconocimiento, defendemos la implantación progresiva de la jornada de 32 horas semanales, distribuidas en cuatro días, como herramienta para repartir el empleo, mejorar la productividad y combatir el desempleo estructural. Esta medida debe ir acompañada de garantías legales que impidan su uso como pretexto para precarizar aún más las condiciones laborales. Trabajar menos para vivir mejor no es una utopía: es una necesidad social, económica y ecológica.
Reducción de la edad de jubilación. En una sociedad con altos niveles de paro juvenil, mantener a trabajadores exhaustos hasta los 67 años es insostenible. Exigimos la jubilación anticipada en sectores con alta carga física o mental, sin penalizaciones para quienes hayan cotizado más de 35 años.
Plan nacional de vivienda para jóvenes. Es necesario impulsar parques públicos con alquileres asequibles, con precios regulados y acceso prioritario en zonas tensionadas, para facilitar la emancipación y evitar la expulsión de la juventud de sus barrios. Medidas como la movilización de viviendas vacías, la limitación de pisos turísticos y la prohibición de compras especulativas por no residentes pondrán fin a la especulación inmobiliaria, garantizando el derecho a una vivienda digna y combatiendo la precariedad habitacional.
Incentivos a la natalidad. No se puede pedir a las familias que tengan hijos sin garantías básicas. Abogamos por un respaldo firme a las familias y por dotarlas de mayor protección, impulsando políticas activas de fomento de la natalidad. Para ello, se promoverán ayudas económicas e incentivos fiscales por nacimiento o adopción, junto con medidas específicas en materia de vivienda —tanto para la compra como para el alquiler—. Asimismo, deben implementarse iniciativas en el ámbito educativo, como programas de gratuidad de libros de texto y ayudas para la adquisición de dispositivos digitales.
Retener el talento joven en España. Formamos a una juventud brillante que se ve obligada a emigrar por falta de oportunidades. Reclamamos un modelo económico que apueste por la industria, la ciencia, la innovación tecnológica y el empleo de calidad, no por el turismo precario y la especulación. Con salarios dignos, estabilidad y acceso a la vivienda, los jóvenes podrán construir sus proyectos de vida aquí.
Salud laboral y dignidad. El incremento del estrés, la ansiedad y los trastornos derivados de la precariedad laboral es alarmante. Es urgente mejorar las condiciones de trabajo y reforzar las inspecciones que garanticen entornos seguros y no lesivos. Combatir el absentismo comienza por proteger la salud física y mental de quienes trabajan. Basta ya de explotar a quienes cuidan, transportan, atienden, producen y sostienen la vida. La dignidad laboral no es negociable.
Igualdad de oportunidades y lucha contra la discriminación laboral. Defendemos políticas activas que aseguren la igualdad real en el ámbito laboral, eliminando toda forma de discriminación por razón de género, origen étnico, orientación sexual, religión, discapacidad u otras circunstancias personales. Exigimos que se garantice el acceso equitativo a un empleo digno y se construyan entornos laborales inclusivos, donde se respete y valore la diversidad como una riqueza colectiva.
Este 1 de mayo no es un día festivo: es un día de lucha, de organización y de memoria. Por quienes vinieron antes, por quienes hoy están en primera línea, y por quienes vendrán mañana, reivindicamos una España para su clase trabajadora, no para los beneficios de unos pocos.
¡Adelante, compañeros y compañeras! ¡La lucha sigue!
¡Viva el 1 de mayo! ¡Viva la clase trabajadora! ¡Viva la República!
Comisión Ejecutiva Nacional de Unión Republicana